jueves, 2 de junio de 2011

Ser Para Otros


Para mí, la opción de ser profesor, debe  ser una decisión basada en la proyección de la esencia humana, en el sentimiento del amor, pero inspirada hacia los demás, teniendo como resultado la satisfacción personal y profesional, con la convicción de entregarse por completo para lograr:  formar, enseñar y educar  a otros.
En una ocasión escuche una frase, que después de varios años siento que es real, Gabriela Mistral dijo: “Todo para la escuela; muy poco para nosotras mismas”.Cuando miro hacia atrás y reflexiono sobre el momento en que tome la opción de ser docente, sabia que era lo que deseaba ser y hacer durante mi vida profesional, me veo teniendo cincuenta años y educando niños, disfrutando sus travesuras, enseñando y formando a otros para que, ojala, sean felices en su vida, hoy después de varios años de experiencia como profesora, siento que la entrega incondicional con esos enanos, que lo único que desean es saber y conocer más, en ocasiones traspasa  las paredes de la escuela, ya que siempre nos preocupamos, incluso en nuestro hogar, por ser la mejor para esos pequeños, tratamos de solucionar hasta sus dificultades más cotidianas, sin esperar nada a cambio, solo dejar una huella. Cuando vuelvo a decir “Todo para la escuela; muy poco para nosotras mismas”, sé que la escuela no es el edificio sino, que los niños y niñas que esperan todo de nosotros, por lo que muchas veces soñamos lo que ellos podrían logran junto a nosotros y las marcas que podrimos dejar en sus vida para que logren su felicidad.
Por ellos abandonamos todo, fines de semana, horas familiares entre otras cosas, pero cuando vemos que al final nuestros niños han logrado alcanzar sus propias metas, hemos alcanzado nuestra satisfacción y por que no decirlo también ellos contribuyen a nuestra felicidad.  
Por eso,  a pesar de las diversas críticas que nuestro gremio recibe diariamente, creo que la única forma de contribuir a un país es mejorando la educación, por eso somos nosotros , los profesores, los que debemos entregarnos por entero, de manera incondicional, para formar persona de bien, que sean capaces de reflexionar, criticar y proponer soluciones, de alguna forma cambiar el mundo con un pequeño granito de arena.

                                                        Monserrat Maluenda D.

El azar y la improvisación.


No basta el azar y la improvisación.

“Hay que merecer el empleo cada día, no bastan los aciertos ni atinadas ocasionales…” esta frase llegó por casualidad a mis oídos y mente un día cualquiera, al leerla inmediatamente vino a mi memoria una situación que me ocurrió hace algún tiempo y que me gustaría compartir.
Durante mi práctica como profesora de educación básica, estando dentro de la sala de clases, con los niños curiosos por saber que tema nuevo aprenderían y sacaban sus lápices y cuadernos, alguien se acercó  llevándome a un rincón de la sala, susurrando en mi oído me dice “Hay que enseñarles cualquier cosa, total estos cabros no cachan ni una” regresé a mi puesto de profesora practicante y mientras monitoreaba el trabajo de los estudiantes, éstos comentaban lo absurdo de la clase y el sin sentido de lo que hablaba el profesor. Miré sus caras de desilusión y pensé… “¿Qué hace este señor acá? ¡Ojalá no existan más de su tipo! Claramente no merecía estar ahí, ni en ningún lugar donde hubiese niños. Nunca se detuvo a reflexionar, a pensar que cada persona que tenía ahí, observándolo y prestando atención era un diamante que pulir.
No bastaba tan solo con estar ahí, había que hacer presencia, ocupar ese espacio, adquirido por muchos, valorados por poco. De qué sirve levantarse temprano para  ir a perder el tiempo y hacerlo  perder  a otros que  podrían ser el fututo de mañana. De qué sirve vanagloriarse de todos aquellos títulos colgados en la pared, si en ninguno se refleja tu espíritu.
Es por esto que mediante este escrito me gustaría decirles: Profesores, piensen en su trabajo, en hacerlo digno y  merecerlo cada día no basta el azar y la improvisación, no basta el achunte, reflexiona y entrega lo mejor de ti, no te levantes tan solo para recibir tu sueldo. 

Marcela Donoso M.