Para
mí, la opción de ser profesor, debe ser
una decisión basada en la proyección de la esencia humana, en el sentimiento
del amor, pero inspirada hacia los demás, teniendo como resultado la
satisfacción personal y profesional, con la convicción de entregarse por
completo para lograr: formar, enseñar y
educar a otros.
En
una ocasión escuche una frase, que después de varios años siento que es real,
Gabriela Mistral dijo: “Todo para la
escuela; muy poco para nosotras mismas”.Cuando miro hacia atrás y
reflexiono sobre el momento en que tome la opción de ser docente, sabia que era
lo que deseaba ser y hacer durante mi vida profesional, me veo teniendo
cincuenta años y educando niños, disfrutando sus travesuras, enseñando y
formando a otros para que, ojala, sean felices en su vida, hoy después de
varios años de experiencia como profesora, siento que la entrega incondicional
con esos enanos, que lo único que desean es saber y conocer más, en ocasiones
traspasa las paredes de la escuela, ya
que siempre nos preocupamos, incluso en nuestro hogar, por ser la mejor para
esos pequeños, tratamos de solucionar hasta sus dificultades más cotidianas,
sin esperar nada a cambio, solo dejar una huella. Cuando vuelvo a decir “Todo para la escuela; muy poco para
nosotras mismas”, sé que la escuela no es el edificio sino, que los niños y
niñas que esperan todo de nosotros, por lo que muchas veces soñamos lo que
ellos podrían logran junto a nosotros y las marcas que podrimos dejar en sus
vida para que logren su felicidad.
Por
ellos abandonamos todo, fines de semana, horas familiares entre otras cosas,
pero cuando vemos que al final nuestros niños han logrado alcanzar sus propias
metas, hemos alcanzado nuestra satisfacción y por que no decirlo también ellos
contribuyen a nuestra felicidad.
Por
eso, a pesar de las diversas críticas
que nuestro gremio recibe diariamente, creo que la única forma de contribuir a
un país es mejorando la educación, por eso somos nosotros , los profesores, los que
debemos entregarnos por entero, de manera incondicional, para formar persona de
bien, que sean capaces de reflexionar, criticar y proponer soluciones, de
alguna forma cambiar el mundo con un pequeño granito de arena.
Monserrat
Maluenda D.